El dólar en el mercado mayorista ya se muestra en un régimen completamente distinto al de 2021. Preocupado por el atraso del tipo de cambio oficial durante el año pasado, el Banco Central quiere que este año la carrera entre la inflación y el billete sea más pareja. En lo que va del mes se mueve a un ritmo consecuente con una suba anual del 40%, muy cerca del nivel de las tasas de interés, lo que habilita especulaciones respecto a un nuevo avance de los rendimientos en pesos.
En lo que va de febrero, el tipo de cambio oficial tuvo una devaluación anualizada del 40%, un importante incremento respecto al 29% de enero y el 23% de diciembre pasado. La aceleración responde a una estrategia explícita del Banco Central y que va de la mano con la intención de cerrar el acuerdo con el FMI: el dólar no debe retrasarse más respecto del nivel general de precios.
La velocidad de avance que exhibe el dólar en el mercado mayorista es la más alta en once meses. Desde marzo de 2021 que la autoridad monetaria no permitía un ritmo de devaluación tan acelerado.
El movimiento ya está cargado en las expectativas. Según el Relevamiento de Expectativas de Mercado, los especialistas esperan que termine febrero en $ 108 por unidad, mientras que para abril debería estar llegando a los $ 116,90 por dólar. Ese camino implica una suba del 3,86% en febrero, 4,25% en marzo y 3,83% en abril.
La suba proyectada por los especialistas del mercado para marzo es equivalente a una tasa anualizada del 51,7%, hasta el momento, el punto en el que se espera la mayor aceleración.
La tasa de avance del dólar oficial, de no encontrarse con imprevistos indeseables, debería achicar desde abajo la brecha con los tipos de cambio paralelos, hoy boyando en torno a los $215 por unidad.
Pero la aceleración tiene un límite que se relaciona con la tasa de referencia en pesos, hoy en el 40%. Si las expectativas de mercado se convalidan, es casi inevitable que el Banco Central deba volver a subir la tasa de referencia, algo que ya hizo a principios de año.
Miguel Pesce, titular de la entidad, no usa la tasa como una herramienta anti inflacionaria. Pero sí es muy consciente de que necesita mantener al rendimiento en pesos por encima del avance del dólar si no quiere que los exportadores posterguen por tiempo indefinido sus ventas al exterior y los importadores apuren toda compra fuera del país.