El dato de inflación de marzo fue el más alto para un sólo mes desde septiembre de 2018 y encamina al índice de precios a su mayor variación anual desde 1991. La aceleración de la inflación termina confirmando el escenario que temía el mercado y premiando a quienes tomaron cobertura en bonos ajustados por CER.
El dato de inflación de marzo, el más alto desde septiembre de 2018, no fue una sorpresa para un mercado que ya había modificado sus expectativas de inflación al alza tras la sorpresiva aceleración de febrero y el anticipo por parte del ministro de Economía, Martín Guzmán, de que la cifra estaría bien por encima del 6%. En la antesala a la publicación del número, la deuda ajustada por CER -el índice que sigue a la inflación- se movió con esperables subas.
Con el 80% de la deuda pública en pesos ajustada por CER, el apetito del mercado por estos instrumentos aparece hasta ahora como virtualmente infinito.
Esta semana, el Tesoro cerró una nueva licitación de deuda en la que obtuvo $277 millones en financiamiento. Un 63% de esos fondos se dirigieron a instrumentos CER. Aunque el resultado de la licitación fue discreto, ya que el intento oficial por ofrecer papeles más largos y evitar la colocación de Lecer a corto plazo fue recibido con cierta frialdad, la era de la deuda indexada por inflación no parece estar cerca de terminar.
En el día previo a la publicación de la cifra de marzo, toda la curva CER se movió al alza con avances de entre 0,6% y 1,4%, según el plazo.
Según el relevamiento de expectativas de mercado (REM), una encuesta mensual del BCRA entre especialistas, se espera que la inflación cierre 2022 en el 59,2%, su mayor registro desde 1991, antes de la convertibilidad. Para los próximos 12 meses, mientras tanto, las expectativas se ubican en el 55,4%. Estas cifras todavía no contemplaban el dato de marzo, que se publicó posteriormente.
En ese contexto, los bonos CER aparecen como la mejor alternativa para cubrirse e incluso obtener un rendimiento en medio de la dinámica inflacionaria.
Los bonos CER ajustan su capital por el precio del coeficiente estabilizador de referencia. Este coeficiente se calcula todos los días por el Banco Central y refleja la inflación a partir del Índice de Precios al Consumidor publicado por el Indec.
Con ellos, el inversor se asegura que su inversión será cómo mínimo igual de rentable que la inflación oficial medida por el CER. Es decir, que puede conseguir empatarle a la inflación del IPC, y también recibir una tasa de interés adicional.
Estas tasas de interés varían, pero hoy en día los papeles que vencen a partir de 2024 empiezan a ofrecer tasas de retorno positivas. Así, al invertir en Bonos CER, no solo se ajusta el capital de acuerdo a la tasa de inflación sino que también se obtienen ganancias por encima de ello.