La semana pasada la Reserva Federal de los EEUU (Fed) concretó una esperada aceleración de la suba de tasas. Tras subas de 25 puntos básicos porcentuales, la subió 50 puntos básicos al rango de 0,75% a 1%. Fue la mayor suba en 22 años y, si bien el mercado la esperaba, los días siguientes Wall Street operó con bajas constantes.
Wall Street y los principales mercados de referencia parecen haber entrado en un “bear market” en la última semana. El cambio de tendencia sigue a la decisión de la Reserva Federal de los EEUU (Fed) de subir las tasas 50 puntos básicos para intentar frenar a la inflación más alta en 40 años para la principal economía del mundo. Con costos de financiamiento más altos y menor liquidez esperada, los inversores optaron por cortar riesgo y las acciones cayeron en todo el mundo.
El S&P 500 cerró el lunes en su menor nivel desde marzo de 2021, luego de una serie de retrocesos que siguieron a la decisión de la Fed. Los movimientos amplían un período de recientes turbulencias en los mercados de acciones, ya que la preocupación por la inflación, la suba de las tasas de interés y la posibilidad de una desaceleración económica siguen pesando en el ánimo de los inversores.
Los movimientos amplían un período de recientes turbulencias en los mercados de renta variable, ya que la preocupación por la inflación, la subida de los tipos de interés y la posibilidad de una desaceleración económica siguen pesando en el ánimo de los inversores.
Los funcionarios de la Fed argumentaron que la economía estadounidense era lo suficientemente fuerte como para soportar una política monetaria más estricta sin caer en una recesión. Powell dijo que había una “buena posibilidad” de un “aterrizaje suave o más suave”, señalando la fortaleza de los balances de los hogares y las empresas y el fuerte mercado laboral.
Pero los inversores temen lo contrario. El nivel de inflación que enfrentan los EEUU hace temer que la Fed deba recurrir a medidas extremas para frenarla, generando el riesgo de que la economía se estanque.